Situada en una encrucijada entre cuatro caminos; Valladolid, Medina del Campo, Olmedo,y Tordesillas y al inicio de una pequeña vaguada que le impide ser vista hasta que uno no llega, con una arquitectura porpia de la zona y una cultura y costumbres muy arraigadas dentro del mundo del vino donde la mayor parte se las casas tienen su propia bodega; así se presenta Serrada.

El cuidado de la vid y la elaboración del vino han dotado a esta tierra de una cultura y tradición que se ve reflejada en todos los aspectos de su personalidad, desde sus gentes a sus manifestaciones artísticas, sin ovidar la gastronomía que adquieren un papel protagonista. 

Los primeros datos que tenemos de Serrada se remontan a épocas visigóticas, a tenor de unas excavaciones realizadas en las que aparecieron diversos objetos correspondientes a los primeros años de ocupación visigoda de la Península. Es en la Edad Media cuando comenzamos a tener noticias del pueblo actual y a partir del siglo XVI cuando se hace patente el predominio vitivinícola en la Villa, por lo que la herencia cultural guarda una estrecha relación con el cultivo del viñedo y la producción del vino.

En el año 1697 Carlos II concede el Privilegio de Villa a Serrada, por ello los hitos en la evolución no vienen dados por acontecimentos reseñables en las crónicas del reino, sino por hechos tan concretos, vivos y pegados al suelo como fue la expansión del viñedo en el término. 

Serrada es arte; en los últimos treinta años, decenas de artistas llegados de todo el mundo, han ido depositando sus esculturas y pinturas en la calle y paredes del municipio, Serrada es un Museo al Aire Libre que realza y proporciona una vida más creativa y diferente al entorno humano y que año tras año se va ampliando hasta contar hoy con más de 50 piezas. Es un lugar donde conviven formas antiguas en el continente con formas nuevas en los contenidos, un espacio abierto a la libertad creativa: libertad para el artista y, sobre todo, libertad para el observador, hecho que le hizo merecedor del premio C de turismo otorgado por la Junta de Castilla y León.

Pero no sólo es un Museo  al Aire Libre, sino un lugar donde se puede disfrutar de un paseo por sus calles observando su aquitectura tradicional, visitando la Iglesia de San Pedro y su Museo Parroquial, experimentando la simpatía de sus gentes, visitando bodegas tradicionales caracterizadas por sus galerías subterráneas o bodegas modernas en primera línea de innovación, queserías tradicionales y un sin fín de posibilidades que hacen de Serrada un lugar especial.